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Descubre qué necesitas para cambiar tus hábitos

La lesión muchas veces no es una lesión, sino un conjunto de pequeñas malas decisiones repetidas en el tiempo que luego desencadenan en una lesión. Por el contrario, el bienestar es un conjunto de pequeñas buenas decisiones repetidas en el tiempo. Simple, ¿no?



Importa mucho que tipo de decisiones tomas durante el día. Esto es lo que conforma el “hábito”.


Generalmente una mala decisión te lleva a otra y así sucesivamente, mientras que ocurre lo mismo si éstas son buenas. Ejemplos tenemos muchos, solo hay que estar un poco atento.


Esta es la razón por la que, en la asesoría a mis pacientes, explico que los cambios de hábitos no deben darse todos de manera simultánea porque aumenta el riesgo de que no sean sostenibles en el tiempo. Imagínate pasar de no hacer absolutamente nada (salvo trabajar), a tener que:

· hacer ejercicios 3 veces por semana,

· mejorar la forma en que comes,

· tomar suficiente agua (FYI: 1 litro de agua por cada 50 libras de peso),

· mejorar la calidad del sueño,

· manejar el estrés,

· tomar suplementos,

· mejorar tus relaciones interpersonales;

· todo esto sin descuidar tus labores familiares y sociales.

· Agrega aquí alguna que me falte…


¡Esto es abrumador!


Por lo tanto, se debe empezar de manera progresiva, dominando primero un área específica y luego pasar a la siguiente. Si ya tienes algún tiempo haciendo ejercicios 2 o 3 veces por semana, entonces puedes trabajar en mejorar tu hidratación, una vez adquirido el hábito, acude a un nutricionista para que te oriente en mejorar tu forma de alimentarte y saber que suplementos necesitas; y así vas abarcando todas las áreas que debes mejorar. Pronto descubrirás que eres capaz de hacer cosas que no creías que pudieras hacer.


Importante en este punto, tener la mente abierta a los cambios. Parafraseando una frase que se le atribuye a Churchill: si no eres capaz de cambiar de forma de pensar, no eres capaz de cambiar nada.

Muchos pacientes me dicen que no son disciplinados para hacer ejercicio, sin embargo, no se detienen a pensar que la virtud de la disciplina si la poseen y la aplican para el trabajo, o la crianza de sus hijos. La clave está en como hacer para aplicar esa virtud en acercarse a una vida físicamente mas activa.



Para poder lograr estos objetivos es fundamental aprender a manejar las expectativas. Como vivimos en la era de la inmediatez tenemos poca paciencia para los resultados. Queremos todo para este momento, con mentalidad cortoplacista y poca visión de futuro. Esto hace que mucha gente cambie rápidamente algún plan si no obtiene resultados inmediatos. La paciencia y la perseverancia son la clave.


Un ejemplo de esto lo vemos a diario con los pacientes que sufren lesiones del tendón. Estas lesiones tienen un período de recuperación que puede oscilar entre las 4 y 12 semanas, dependiendo de la gravedad. En ocasiones pueden tardar algunos meses más en recuperarse. Así pues, vemos pacientes que si en dos semanas no se recuperan empiezan a dar vueltas por quiroprácticos, acupunturistas, homeópatas, chamanes, o donde la tía Ramona que te quiere curar con un baño de cebolla con aguacate y sábila untado en la espalda sin bañarte por 3 días.


Entonces, ponte en movimiento de una vez, actívate, busca asesoría con la que te sientas a gusto, traza una estrategia que sea realizable y sostenible en el tiempo; y luego ejecútala.


Esta estrategia debes defenderla como una madre que defiende a sus hijos, siendo muy estricto con el tiempo que te dedicas a ti. No permitas que nadie sabotee este proceso. Empiézalo como un reto individual y verás como poco a poco, a través de tu ejemplo y resultados, tu entorno va a entrar en tu misma sintonía.


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